Karai Simó

Por vigésima vez iba a pasar solo el Año Nuevo desde que su mujer lo dejó y para dejarlo tuvo que bajar corriendo el tape po'i (24) que lleva al arroyo de las ánimas en pena antes de que el amor la hiciera volver a los brazos atormentados de su hombre. Karai (25) Simó se quedó mirando las piernas secas de la ingrata y caprichosa Vicenta Encarnación y la cabecita negra de su hijo Juan que se iban de su vida hacia el rancho de la abuela. Para aguantar el golpe y aguantar la vida tuvo que pasarse los meses y después los años que seguían, mirando el florecer colorado de las batatas desde donde podía espiar de costado el viejo camino por donde podía haber venido Vicenta de nuevo a su vida, si no hubiera sido tan burra.
Karai Simó remediaba un poco su desgracia haciendo todas las cosas como las hacía en el tiempo de bonanza en que su mujer todavía estaba en la casa y Juancito era un gozo lleno de hoyuelos que no lo dejaba ni dormir ni estar despierto. Juntó sobre la mesa en el patio todas las frutas que precisaba, aspiró un rato el olor de tierra nueva del cántaro y un rato después iba alzando con el jarro el clericó (26) de vino dulce que sabía casi a Vicenta, casi a la piel quemada y generosa de Vicenta, casi a sus senos resbalosos.
Por vigésima vez Simó se puso su camisa almidonada de aopo'i (27) después de bañarse con el agua fresca del pozo bajo la parralera doblada de racimos jugosos. Colocó sobre su catre una sábana blanca que olía a pachulí (28), se sentó a esperar no sabía qué, llenándose [38] la boca y el alma del clericó que iba sorbiendo con ayuda del jarro y cuando llegó las once de la noche estaba definitivamente llorando, él solo en la casa, él solo en medio de las bombitas que sonaban lejanas, él solo por vigésimo año.
Cuando comenzó a divisar el bulto que venía llegando por el tape po'i desde el arroyo de las ánimas en pena, apartó apurado lágrimas y resignación y por un momento volvió a creer que era Vicenta Encarnación que venía a pasar con él el Año Nuevo. Era para ese momento que había estado mirando fijamente el florecer colorado de las batatas por tantos años. Era para trenzar con adoración sus cabellos oscuros, para apretar sus senos resbalosos, aspirar su olor a madreselvas y naranjas, tumbarla sobre el catre y quererla como antes, morderla despacito en la mejilla derecha hasta llevarla a la orilla del dolor, ponerle con la boca una dalia morada entre los dedos.
Después se durmió con el cuerpo apaciguado entre los brazos lánguidos de su amada y caprichosa Vicenta. Despertó estironeado por Juan que le decía lo imposible: su madre había muerto de repente esa medianoche.
Cruzó corriendo el arroyo de las ánimas en pena, hasta que estuvo mirando cómo su Vicenta reposaba quieta y sorda y muda para siempre, con una dalia morada entre los dedos y una huella de mordisco en la mejilla derecha. [39]

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Acerca de la autora

Acerca de la autora

Biobibliografía

Amanda Pedrozo nació en Asunción, Paraguay, el 14 de diciembre de 1955.
Estudió Letras en la Universidad Católica. Trabajó en varios diarios y revistas del país como periodista, y actualmente es directora del Dario Popular.
Integró el Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero, con cuya editorial publicó sus primeros poemas: Poesía Taller, Y ahora la palabra, Poesía Itinerante. Con este grupo, participó en recitales, festivales, tertulias literarias, Káso Ñemombe'u. Publicó en varias antologías nacionales e internacionales.
Actualmente forma parte del Nire (Núcleo de Integración Regional de Escritores) y de Los Puños de la Paloma. Participó de mesas redondas, congresos, simposios, recitales y ferias del libro, en Santa Fe, Corrientes, Florianópolis, Entre Ríos, Resistencia, Ituzaingo, Porto Alegre, entre otros. Publicó sus cuentos en la revista "Palabras Escritas" y en "Prostibularias", ambas del Nire, así como en la antología virtual "Desde el silencio", de "Los Puños de la Paloma".
Publicó: "Mujeres al teléfono y otros cuentos" ( juntamente con Mabel Pedrozo); "Las cosas usuales" (poemas); "Mal de amores" (poemas), "Diario del bosque del Este" (cuentos para niños).